• Temor a quedarse sin patrimonio para vivir.
• Temor a no tener nada que hacer (ni saber qué hacer).
• Temor a perder
estatus social.
• Ahora es cuando estoy en forma para hacer lo más difícil e
importante.
• Experiencias negativas. La inició y le salió mal…
• Esperar hasta tener un patrimonio lo bastante grande para
permitir divisiones entre los hijos.
• Los hijos no están preparados para sucederme.
• Los hijos sí están preparados… pero necesitan un mentor (su
padre).
• No saber cómo hacerla, sin crear problemas entre los hijos.
• Los hijos no quieren trabajar en la empresa familiar.
• Accidentes (por ejemplo, murió el hijo “elegido”).
La acertada conducción del proceso de sucesión requiere prudencia para ver la realidad tan cual
es, veracidad para no engañarse ni
engañar, y valentía para acometer
las acciones necesarias, aunque tengan consecuencias posiblemente dolorosas.
Las personas que son fundadores,
padres, madres, hijos, hijas, parientes políticos, etc., suelen dar origen a intereses
encontrados y a sesgos difíciles de evitar.
Así, la experiencia hace ver con
qué frecuencia las personas a ser sucedidas caen en tentaciones como, por ejemplo:
- La de retirarse a medias, quedándose con lo mejor de la empresa – el poder-.
- No tener que responsabilizarse de lo duro y difícil (es lo mejor de una situación de retiro…).
- La de empeñarse en no permitir que el sucesor haga las cosas de manera distinta a como él las hacía, justificando así el propio retorno para enderezarlas
- Caer en la tentación de no querer ver la evidente falta de capacidad para conducir la empresa del sucesor por él elegido, no queriendo dar su brazo a torcer aun a riesgo del futuro fracaso.
Al ser el proceso de sucesión de empresa familiar complejo y
duradero, su solución tiene que basarse
en una adecuada estructuración:
→ Analizando las diversas partes que
la componen y las relaciones entre ellas.
→ Analizando los principales problemas
que se presentan y los períodos de tiempo más adecuados para acometerlos e
intentar su resolución.
La estructuración y la formalización del proceso no debe
interpretarse como sinónimo de tener plena garantía de que se encuentre la
solución adecuada, pues cada caso en distinto y son múltiples las contingencias
posibles.
Si nos basamos en todas estas razones, todo es negativo el temor a, pero si nos centramos en buscar sólo soluciones, realmente se prepara con inteligencia y se deja el personalismo a parte, es decir se apoya uno en la "escucha activa", como por ejemplo contratar un asesor o consejero experto e imparcial, todas estas razones para retrasar la sucesión pueden minimizarse.
¡ No tener miedo y buscar soluciones !
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