Conflicto de intereses
Es evidente que si coinciden las tres circunstancias adversas,
se le producen al fundador/emprendedor importantes conflictos de intereses, pues su empresa
precisa de una revitalización estratégica y ésta difícilmente se puede llevar a
cabo sin renovación de las capacidades
directivas y sin la asignación de recursos económicos.
También está unido el hecho de que cuando el fundador se
encuentra entre los 60 y los 70 años, sus hijos están entre los 35 y 45 años. El padre, teniendo las dificultades de
una persona próxima a retirarse de la
vida activa, aunque sólo sea gradualmente, y los hijos, con intensos deseos
de lograr sus propias metas, de ser reconocidos, de cambiar la empresa y
hacerla crecer, etc
No se puede perder de vista el hecho de que la coincidencia de las circunstancias adversas puede ser previsto. Es decir, una persona con conocimientos adecuados sobre empresa familia, puede “anticipar” buena parte de los problemas que se han comentado anteriormente y la época aproximada en que se presentarán y, además, hacerlo con anticipación suficiente para resolverlos.
Pero no es frecuente que así se actúe en dichas empresas,
debido a que su fundador no desea
anticipar estos problemas, ni tampoco es fácil hacer que los considere
cuando con unos 50 años de edad está en
plena actividad y con una empresa en crecimiento que es la “demostración
palpable” de su capacidad como empresario.
En la Empresa Familiar que yo estuve trabajando, los fundadores (es decir, el matrimonio), se jubilaron a los 62 años, dejando la Dirección General a los hijos - cada uno de ellos con sus funciones -, pero nunca dejando de ser Presidente y Secretaria del Consejo de Administración.
Actualmente, por enfermedad del hombre fundador, la Presidenta es la mujer.
Es decir que la empresa pasó a la segunda generación sin sobresaltos, pero sí innovando y ampliando el negocio.
De aquí que sea tan importante para disminuir el índice de
las empresas familiares que no sobreviven a la primera generación, la
existencia de personas que, con autoridad, puedan hacérselo ver, como por
ejemplo:
- su cónyuge,
- miembros del consejo de administración de la empresa,
- directivos de la compañía,
- asesores externos, etc.
En este caso, evidentemente no estoy hablando de emprendedores, pero en pequeña o gran escala, también lo tienen que tener en cuenta...
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